Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Pero ¿es siempre tan única y excelsa? Por otro lado, ¿qué precio hay que pagar por ella? Tal vez una de las pocas personas que puedan contestar a estas preguntas sea Jay Rayner, laureado crítico gastronómico y columnista del observer que ha viajado por todo el mundo en busca del menú perfecto. Intrépido e ingenioso, sin escatimar dinero, arriesgándose a destrozarse el estómago y ganar sobrepeso, Rayner viajó a muchos países y comió en los mejores restaurantes, conversó con numerosos expertos, saboreó los productos más preciados de los mejores chefs, pidió los platos más raros y caros que puedan encontrarse y disfrutó en suntuosos decorados. De las Vegas a Londres, de Moscú a Tokio, pasando por Dubai y París, deambuló por el mundo con el objetivo de -comer bien- e informar sobre los mejores (y los peores) restaurantes.