El canto asoma aún mas el oscuro brazo de un orden alterno, pues cada historia se ve atravesada por una sombra onírica o dimensional, un umbral perfecto que evidencia -en un atisbo- un ámbito posible, signado por leyes de fatalidad insoslayable, pero diametralmente opuesto al que nos rodea, factura que persigue todo relato fantástico que se precie.