Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
Mandatarios que se vacunan en salud de los oprobios y las
reprobaciones -todos bien merecidos- que les traerá el futuro y
la Historia, y que para salvarse de las venganzas de sus rivales
políticos y del rencor de un pueblo que odiará a destiempo,
inventan los funerales anticipados; se convierten así en ex
mandatarios que se declaran muertos porque son muy vivos, se
adueñan del privilegio de jalarle los pies a sus rivales, y pueden
hablar desde ultratumba sabiendo que nadie los va a contradecir.
Puestos a elegir entre votar por el gobierno del cambio o votar
por el candidato de la restauración de lo mismo, el país vive en
un zigzag donde pareciera que la acción evasiva no sirve de nada:
recibimos las peores, siempre, de todas las posibilidades. Personajes
descabellados de un país empobrecido pero con un alto concepto de
la lealtad: es fiel, sobre todo, a su vocación para naufragar y seguir
al mismo tiempo a la deriva.