Llega la negra crecida es un libro profundo, por momentos sarcástico, con ecos de Simone de Beauvoir y Samuel Beckett, por el que discurre una emotiva e inolvidable galería de personajes acosados por la muerte y el desastre, siempre inminentes cuando uno ha traspasado ese non plus ultra de lo provecto, que se aventuran a vivir la vida lo mejor que pueden y con la misma urgencia que los demás. Y por eso la obra de Drabble es tan valiente, tan hermosa: porque lleva a cabo la revolucionaria idea de tratar a los ancianos como personas, porque habla desde la comprensión y el amor. Una novela que plantea qué es una buena vida y, por lo tanto, qué es una buena muerte.