Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En verano de 1944, en su avance hacia Berlín, el Ejército Rojo llegó al lugar que había ocupado el Campo de Exterminio de Treblinka, donde unos 800.000 judíos fueron asesinados. Los responsables nazis del campo lo habían arrasado con el fin de eliminar todo vestigio. Sin embargo, son muchos los testimonios de lo que allí había ocurrido y poco a poco van apareciendo las pruebas que lo confirman. Vasili Grossman, que durante la guerra ha viajado con las tropas soviéticas para describir en sus crónicas lo que ocurre en el frente, será el encargado de reconstruir el relato de lo acontecido en Treblinka.