Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
La novela narra las aventuras de Robinson Crusoe, un caballero inglés de York que, perdido en una isla desierta, pone todo su empeño en la supervivencia, enfrentándose a las adversidades y ejerciendo su dominio sobre la naturaleza hostil para construir desde cero su civilización, pleno de energía y optimismo. Por ello la obra pronto se convirtió en un emblema de la época escrita tras el fin de la crisis de la conciencia europea que preparó la Ilustración, Robinson Crusoe narra el nacimiento del nuevo hombre que forja de la edad contemporánea que empezaba a alborear. No sólo por el espíritu del colonialismo o por la inquietud viajera y explotadora, sino también por su dramatización de la separación radical del ser humano con Dios y el universo, el triunfo del racionalismo y la ruptura del vínculo con lo trascendente. Para el nuevo Robinson, no existe mesura ni límite posible a la capacidad del hombre para dominar su entorno, para conquistar y transformar el mundo.