Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
El pueblo de Sleepy Hollow estaba bajo un hechizo adormecedor, la gente que vivía ahí caminaba soñolienta y era propensa a tener visiones y sueños extraños. Por todo el pueblo existían lugares encantados y supersticiones. Entre todas estas fantasías, había un espectro que sobresalía de todos los demás. Un soldado que por las noches cabalgaba velozmente, asustando a los lugareños con sólo el galopar de su caballo. Iba de un lugar a otro buscando algo importante: su cabeza. Irving Washington, escritor estadounidense del siglo XIX, narra esta y otras historias marcadas por la sátira social, utilizando para ello los ingeniosos recursos del terror.