Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
Un mapa de México-Tenochtitlan hecho hacias 1550, apenas a treinta años de la Conquista, es el tema de esta libro fascinante. Conocido como el Mapa de Uppsala y elaborado muy probablemente en el Colegio de Santa cruz de Tlatelolco por un tlacuilo mestizo o por un idígena recientemente aculturado, el mapa entreteje rasgos indígenas y renacentistas. Ahí se pueden ver ciento veinte glifos toponímicos de los pueblos que rodeaban los lagos del Valle y al mismo tiempo dibujos de corte occidental de las principales estructuras de Tenochtitlan con sus nombres en español.Muestra cabal de la fusión de dos culturas, en él vemos representados indígenas que llevan a cabo actividades de la vida cotidiana, con sus atuendos y con instrumentos a veces españoles, a veces todavía prehispánicos. El historiador Miguel León-Portilla, uno de los grandes sabios de la historia prehispánica y colonial, y la cartógrafa Carmen Aguilera describen y descifran minuciosamente este documento que es un precioso espejo de ese momento temprano de la historia colonial: un retrato humano y una imagen de la gran cuenca a mediados del siglo XVI. Las numerosas ilustraciones que acompañan el libro incluyen otros mapas famosos de la época y detalles ampliados de nuestro mapa, o reproducen esquemas de los glifos que nos permiten apreciar con claridad todos sus elementos: flora, fauna, arquitectura, orografía, hidrografía, sociedad, costumbres, etecétera. Esta edición incluye una producción facsimilar desplegable del mapa que se conserva en Uppsala, con el colorido original y reproducido al ochenta por ciento de su tamaño.