El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
En el corazón de Tokio hay una pequeña biblioteca donde trabaja la señora Komachi. Teclea en su computadora como un rayo y en sus momentos de ocio crea pequeñas figuras de fieltro que luego regala a los visitantes más especiales, a los que les pregunta: ¿Qué buscas?. La respuesta parece sencilla, pero la señora Komachi no es como otros bibliotecarios. Ella puede adivinar cuáles son los sueños, los deseos y los pesares de la persona a la que escucha.