Comprometido con la realidad cultural y política, Rodó escribió en 1899 un ensayo sobre Rubén Darío, uno de los primeros trabajos importantes sobre el poeta, y, un año más tarde, publicó su obra más conocida, Ariel, donde hacía un llamado a la juventud para que impulsara la grandeza espiritual de Hispanoamérica y fijaba su postura en defensa del idealismo, la razón y el sentimiento del subcontinente ante el utilitarismo de los Estados Unidos. En 1906 participó en una polémica en torno al retiro de los crucifijos de los hospitales, autorizado por la Comisión Nacional de Caridad y Beneficencia Pública, vertida en una sere de artículos respecto al origen de la caridad, la figura de Cristo y el concepto de tolerancia, reunidos después en Liberalismo y jacobinismo. Y en 1913 dio a conocer El mirador de Próspero, una recopilación de títulos entre los que destacan aquellos dedicados a personajes de relevancia social y política latinoamericana, como Montalvo y Bolívar. Dichos trabajos los reunió su autor en este libro que se publicó por primera vez en España en 1915 y que nos acerca al pensamiento de este emblemático uruguayo.