En la actualidad, el fuego es algo muy común para todos nosotros. Con prender un cerillo lo tenemos al alcance y, ya sea en las modernas estufas o en las antiguar hornillas, basta con acercar éste al gas, al carbón, a la madera o a otro combustible, para que se enciendan. Sin embargo, no siempre fue así y se necesitó en principio mucho valor por parte de nuestros antepasados, hace miles de años, para poder "atraparlo", como ellos creían y, luego, "conquistarlo" y hacerlo suyo.