Desde la muerte de Edipo, oriento mis ojos y mis pensamientos hacia el mar y me refugio siempre en su cercania. A la sombra de una roca, escucho el rumor del puerto y de los hombres y los gritos de las aves marinas.Recuerdo el dia en que Yocasta me dijo Nunca olvides, Antigona, que tu padre es ante todo un hombre de mar
Libros relacionados
JOSE DAMIAN ORTIZ DE CASTRO. MAESTRO MAYOR DE LA CATEDRAL DE MÉXICO