Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
¿Es posible un amor entre iguales? ¿Existe el amor después de la ?emancipación?? ¿O acaso es verdad que la liberación personal y el amor constituyen dos opuestos irreconciliables? Cuando el entusiasmo juvenil se ha perdido, cuando ya no se ven metas ni objetivos, resurge la vieja pregunta: ?¿Quién soy??. Y entonces entra en escena otra pasión: la pasión por la autonomía, por la autoafirmación, por la propia vida. A partir de ahí, sólo quien equipara el matrimonio con la sexualidad, el amor y la convivencia puede caer en el error de creer que el divorcio significa el final del matrimonio. Pues la religión y el amor contienen una utopía análoga: son una llave para salir de la jaula de la normalidad. La familia nuclear, construida alrededor de la diferenciación sexual, se está desmembrando debido a las cuestiones que plantean la emancipación y la igualdad ante la ley. Y ello genera el caos totalmente normal y cotidiano del amor.