Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
La fenomenología de Husserl ha condicionado de manera decisiva la filosofía europea del siglo xx. La obra de Heidegger, Sartre o Merleau-Ponty hunde sus raíces en ella y, sin embargo, la han modificado creativamente de muy distintas maneras. Por eso mismo, el sentido del quehacer fenomenológico se ha tornado hoy para nosotros un problema. Este libro, en vez de abogar por una de las distintas orientaciones en que la tradición fenomenológica parece escindirse, trata de ensayar, sin adhesiones ni supuestos previos, una dilucidación fundamental de la fenomenología. Se trata, por tanto, de ganar última claridad en relación a esa tarea, casi paradójica, que aspira a dar cuenta de los fenómenos sometiéndose enteramente a ellos.