Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Auténtico enfant terrible de la filosofía, el pensamiento de
Nietzsche representó algo más que una bocanada de aire fresco en
la historia de la disciplina: fue una ruptura radical con toda la
tradición filosófica de entonces. A las engañosas pretensiones de
la razón y a la moral del esclavo propia del cristianismo, opuso al
superhombre, una figura que subvirtió los valores convencionales
y aceptó jovialmente la fatalidad de un destino, regido por la
voluntad de poder.