El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
Partiendo de la comprensión de la religión como un lenguaje, el autor analiza la terminología religiosa y la retórica que la articula: teología y logología. Con ejemplos como la acción verbal en las Confesiones de san Agustín y los primeros tres capítulos del Génesis.