Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Ningún conocimiento oculto ha sido tan celosamente guardado como los fragmentos de las enseñanzas herméticas, los que han llegado hasta nosotros a través de las centurias transcurridas desde los tiempos del Gran Fundador, Hermes Trismegisto, el elegido de los dioses, quien murió en el Antiguo Egipto, cuando la raza actual estaba en su infancia. Es estas palabras se resume lo que es El Kybalión nada menos que la obra cumbre del ocultismo universal. La obra de Hermes es la prístina alfaguara de donde brotan las aguas de la gran verdad espiritual que han hecho germinar tantas y tan extrañas religiones y mitologías a lo largo de la historia. Más a pesar de estas variaciones exotéricas y corruptibles, la verdad original enseñada por Hermes, esotérica e incorruptible, ha sido guardada intacta, en su pureza primitiva, por un reducido número de hombres que en cada época reservaron su conocimiento para aquellos que estaban prontos para comprenderlo.