El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
¿Existen teorías capaces de interpretar la violencia? O acaso es al revés, ¿es ella la que nos interpreta como un indicador de los impasses sociales? Sus efectos contagiosos, entramados con el poder, la condición vulnerable de su objeto, los cuerpos en las fronteras, los intereses de mercado, la opaca misoginia, el culto a las jerarquías y la sexualidad falocéntrica, son algunos de los desbordamientos que nos convocan a pensar juntos.