Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
La fantasía guarda con la realidad una curiosa relación de lejanía y proximidad, crea un escenario en el que se opaca el horror real de la situación. Tal es la perspectiva lacaniana que rige todo este libro. Esa oscilación humana entre cercanía y alejamiento de la realidad ocurre en todos los ámbitos de la vida, incluso en el amor. En nuestro tiempo, los medios masivos de comunicación no hacen más que apoyar fantásticamente ese acoso de fantasías que nos libera y nos aherroja. El cine, por ejemplo y todo el libro está plagado de ejemplos fílmicos sobre este tema, nos da esa imagen fantasmática de la mujer cuya fascinante presencia oculta la imposibilidad inherente a la relación sexual, Surge así un sujeto secreto cuya libido relaciona lo sublime con lo abominable. Nada más peligroso que la apertura excesiva en el amor, la manifestación de lo obsceno espiritual, que nos permite diferenciar teóricamente el goce del placer.