Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Por fin un fiscal, Jiménez Villarejo, y un juez, Antonio Doñate, abordan la pervivencia del franquismo en el poder judicial. A partir del seguimiento de distintos casos penales (desde el de Companys al de Baltasar Garzón), los autores aportan amplia documentación y denuncian el continuismo de la manipulación represiva del régimen franquista en las esferas del poder judicial durante la transición y hasta nuestros días. El análisis de los casos del homicidio de Agustín Rueda o el atentado contra la revista El Papus traen a la luz los desmanes de un poder judicial manipulado por el conservadurismo reaccionario.