¿De dónde nace, quién impele el sentimiento de gozo de quien corta un miembro, desprende una cabeza, ya no de un tajo, si no haciendo resbalar el cuchillo por los pliegues de carne, oyendo el gorgoteo de la sangre, el silencio de una voz que ya no dice, que ya no es? Me equivoco quizá, ¿es acaso que sobreviene disfrute alguno de ello?