Ser inteligente implica, entre otras cosas, saber tomar decisiones y saber gestionar la incertidumbre. En cualquier proceso educativo, se están tomando decisiones continuamente, sorteando cientos de dudas. Una familia inteligente es aquella que piensa que para enseñar, no hay que dejar de aprender. Este libro facilita el aprendizaje de la toma de decisiones en las familias, para potenciar las buenas prácticas en el ejercicio de una parentalidad positiva.