Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Estas son las páginas en las que estaba trabajando Zygmunt Bauman justo antes de su muerte. Se trata de una conversación con Thomas Leoncini, un joven periodista italiano. Por primera vez, Bauman aborda el universo de las generaciones nacidas a mediados de los ochenta, los nativos de una sociedad líquida que cambia a velocidad vertiginosa. Bauman y Leoncini hablan de tatuajes, cirugías plásticas, hípsteres, del acoso escolar, de las redes sociales y de las transformaciones en el amor y la sexualidad en esta era del comercio electrónico.
OBRA PÓSTUMA DEL TEÓRICO SOCIAL CONTEMPORÁNEO MÁS IMPORTANTE DEL MUNDO