Antonio Gramsci ha llegado a ser uno de los nombres de referencia en las ciencias sociales y las humanidades contemporáneas. Sus dotes de analista, forjadas como dirigente político al calor de la coyuntura revolucionaria y la contraofensiva fascista del primer tercio del siglo XX y por tanto no como ejercicio de preciosismo académico, sino dirigidas a comprender sus apremiantes circunstancias, siguen hoy inspirando lecturas e interpretaciones tanto en el ámbito estrictamente intelectual como entre militantes políticos de diverso signo.