Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
Teotihuacán. Pocas palabras inspiran más respeto y admiración por una ciudad en ruinas y por la sociedad que al construyo. Pero mientras que la gran mayoría de la tinta gastada para hablar de ella hace hincapié en su arquitectura, su urbanismo, sus artesanías, sus sistemas de enterramiento, su astronomía, etc. muy poca describe lo que debieron ser los afanes de sus pobladores, la cotidianeidad de su vida, sus cargas de trabajo y destino, la palpable distinción entre los estamentos dominantes y dominados, el asombro de propios y extraños ante la magnificencia de los edificios y sus pinturas murales, el bullicio de su mercado, la esperanza tras los cultivos y trueques comerciales y, sobre todo, la idea religiosa como vinculo insalvable y aglutinadora de todas las conciencias.