Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Entre 1933 y 1936, Marion y Grace Greenwood, dos hermanas de Brooklyn, Nueva York pintaron cinco murales en México, y esto las convirtió en las primeras auténticas mujeres muralistas en el país. Eran muy pocos los precedentes : en 1929, la norteamericana Ione Robinson trabajó como asistente de Diego Rivera en el Palacio Nacional, y en 1930, Isabel Villaseñor asistió a Alfredo Zalce en el mural externo para una escuela rural. En ambos casos, sin embargo, fueron hombres quienes diseñaron y dirigieron por completo la obra.