Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
La Casa Luis Barragán --de la que Louis Kahn dijo: "pudo haberse construido hace siglos o en un futuro lejano"-- ha capturado la imaginación de quienes han conocido la sobria abstracción y la cálida quietud de sus espacios. Durante tres años de trabajo, Hans Ulrich Obrist convocó a artistas, arquitectos y escritores, quienes se aventuraron en el universo y la mitología personal de Barragán. El resultado fue el aire es azul / the air is blue, una serie de intervenciones en la Casa Luis Barragán. El proyecto fue una producción de LAR y Fernando Romero. Poesía, arquitectura, urbanismo, arte y música dialogan para crear un retrato sin precedentes de una de las personalidades más enigmáticas del modernismo del siglo XX.