Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Rodrigo Moya surge como fotoperiodista en una época caracterizada por el dominio de un régimen de partido vertical y autoritario emanado de la Revolución mexicana, que gobeernaba el país sexenio tras sexenio con aparente estabilidad política, al costo de una ausencia real de democracia y una total subordinación de los poderes Judicial y Legislativo al Poder ejecutivo. Esta situación produjo violentas oleadas de protesta y rebeliones de grupos inconformes de maestros y ferrocarrileros contra los controles corporativos del aparato gobernante, que mantenía a amplios sectores de la población en la marginación y fomentaba la corrupción sindical y burocrática.