Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
El catálogo contiene gráficas de la exposición fotográfica que presenta el fotorreportero Julián Cardona. Son cuadros de imágenes que no llevan título, no lo necesitan, son autosuficientes. Se trata de instantáneas de escenas e historias de la vida cotidiana que transcurren en su ciudad natal,Juárez, justo en el cruce de destinos que es la frontera norte. Una ciudad y una frontera entre la esperanza y la violencia. Sin demandar la compasión, sus imágenes la provocan. Si exigir el enojo lo estimulan.La temática de Cardona atañe no sólo a Ciudad Juárez, sino a toda la franja fronteriza; aún más, a los pueblos que acá, de este lado, los emigrantes abandonan; a los puntos por los que atraviesan, y aquellos otros en los que están obligados a detenerse temporal o definitivamente.Las fotografías presentadas en Herencia de la sangre, constituyen un expediente acera de la suerte y destino de muchos mexicanos, que salen de sus lugares de origen con los morrales llenos de necesidades, esperanza e ilusiones.Con palabras del artista de la lente "es necesario documentar todas estas cosas mientras no se puedan cambiar; hay que oponer a la cara de la violencia los rostros de los niños, de las mujeres, de los trabajadores y de sus padres".
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