Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Esta tragicomedia cuenta la historia Temístocles, un joven que mata a un hombre mayor en un singular duelo para lavar una afrenta amorosa. Huye despavorido de la escena del crimen e Intenta rehacer su vida en Tonces, un perdido pueblo al norte del país. Junto con Jonás, su mejor amigo, regentea un pequeño bar y vive de prestado, su esposa embarazada y a los 40 es un forever adolescente que persigue el sueño de convertirse en promotor musical, cosa que está a punto de lograr cuando se le aparece el fantasma de su pasado. Así, entre deudas, visiones, bandas de rock, que no cumplen, un bebé por nacer y una competencia desleal, su vida se vuelve un caos, lleno de absurdas y bizarras situaciones que nos recuerdan como siempre vale la pena luchar por un sueño, aunque a veces se convierta en pesadilla.