Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Cuando un músico muere, rara vez es el final de su historia. Mientras que la muerte puede impulsar a las megaestrellas a un éxito aún mayor, los artistas ignorados en vida también pueden encontrar un nuevo tipo de fama. El coronel Tom Parker, antiguo mercachifle de feria, comprendió implícitamente esta cuerda floja, y la carrera póstuma de Elvis Presley ha servido de modelo para todos los demás. Los sellos tienen dos tareas: mantener vivo el nombre del artista y asegurarse de que sigue ganando dinero. A veces pueden ser objetivos compatibles, pero a menudo generan una tensión única en el negocio de la música. El libro abarca todos los ángulos imaginables, revelando cómo la industria musical se esfuerza en perfeccionar el negocio de la muerte.