Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
Predomina en El reposo del fuego un agudo sentimiento de fugacidad de todo lo existente; lo más precioso que tenemos es nuestra fugacidad. Pacheco (1939) descubre que no somos eternos como nos habían enseñado, sino seres fugaces. Se trata de un gran poema unitario, dividido en tres partes o cantos, en el que José Emilio Pacheco (1939) se revela en plena madurez de sentimiento y de expresión.