".. Su tierra prometida no estaba en territorio alguno, sino en los libros: era la cultura y la lengua de Espa±a y Am#rica.
De esa patria espiritual lo fue casi todo: inventor y profeta, descubridor y conquistador, historiador y cronista, misionero y maestro". As# caracteriza el historiador Enrique Krauze a Pedro Henr#quez Ure±a (Santo Domingo 1884 - Buesnos Aires 1946), quien, de joven, fue el alma de una de las generaciones de mayor val#a intelectual que ha dado M#xico: el Ateneo de M#xico. Los miembros de esa hermandad, activa y unida entre 1907 y 1914, y 1920 y 1923, lo llamaban "nuestro s#crates"...