Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
Algunos años antes de morir, Jaime Torres Bodet (ciudad de México, 1902) cuestionaba el lugar común que sobre su figura de funcionario había disparado Salvador Novo: "¿Fue biografía siempre mi existencia?" Esta pregunta en verso abría un paréntesis de silencio (poético y vital) que el poeta de Fervor (1918) cerró el 13 de mayo de 1974.El estudio en torno a las tareas públicas de Torres Bodet no han coincidido con la revisión de uno de los procesos más vertiginosos y complejos de la crítica adversa. Los mecanismos de ese montaje valorativo e historiográfico son tan inquietantes como las decisiones del autor cuando, en calidad de antólogo o memorialista, releyó su obra. "Otra causa de la persistente recepción negativa de Torres Bodet -afirma Gustavo Jiménez Aguirre en el prólogo de este volumen- se remonta al autorreciclamiento, a mediados de los sesenta, de sus propuestas sobre el comrpomiso, la libertad y el deber del escritor al término de la segunda guerra mundial."