Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Despu?s de la inflexi?n verbal que represent? la poes?a de medio siglo (Marco Antonio Montes de Oca, Gabriel Zaid, Ulalume Gonz?lez de Le?n, Gerardo Deniz, Hugo Guti?rrez Vega y Jos? Emilio Pacheco), surge una nueva generaci?n de poetas en los a?os setentas que se debate entre el universo autosuficiente de las palabras y la fuerza del sentimiento y de la realidad. En este contexto, la poes?a de Marco Antonio Campos se fue decantando rigurosamente. Desde el deslumbramiento del sol griego hasta una cavilaci?n densa, sus poemas se despojaron y nos han entregado una visi?n esencial y dura pero, en su desencanto, serena y solidaria.