Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Para definir a Germán Genaro Cipriano Gómez Valdés Castillo, bastan sólo dos palabras: único e irrepetible. Fue un personaje que se adelantó a su tiempo, jugando verbalmente con aquello que ahora definimos como spanglish; que se burló tanto de sí mismo como del medio que lo lanzó al estrellato, mismo que acabó por devorarlo.Germán Valdés debutó en la ciudad de México (1943) en el teatro Iris y triunfó en 30 días. De inmediato fue contratado en la XEW y en el cine para debutar en Hotel de verano (1943) de René Cardona, cuando éste lo vio actuar en el cabaret El Patio. En la pantalla enamoró a las bellezas de la época, como Lilia del Valle, Ana Bertha Lepe, Rosita Quintana, Silvia Pinal, Yolanda Varela y Elvira Quintana, entre otras. Se codeó con figuras estelares del espectáculo: Pedro Infante, Agustín Lara, Miguelito Valdés, los Rufino, los hermanos Zavala, los norton, las Dolly Sisters, Pérez Prado, los Panchos y mucho más.