Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Los poemas de este librollegaron durante el otoño de 1953, cuando viajé por primera vez a Chipre. Fue el descubrimiento de un mundo y también la experiencia de un drama que, cualesquiera que sean nuestras intenciones cotidianas, mide y juzga nuestra bondad. Si encontré en Chipre tanto encanto, quizás haya sido porque esta isla me dio lo que podía darme en un marco lo bastante limitado como para que no se evaporara cada impresión cosa que ocurre en las capitales del gran mundo, pero también lo suficientemente amplio como para dar cabida al milagro. Es curioso que alguien lo diga hoy en día: Chipre es un lugar donde el milagro aún ocurre.
Yorgos Seferis
Editado, traducido y comentado con gran detalle por Selma Ancira y Francisco Segovia, este libro reproduce los poemas de ?Bitácora III?, que el poeta griego acreedor al Nobel dedicó al pueblo de Chipre. Lo ilustran fotografías que él mismo tomó en Chipre y algunos manuscritos de sus poemas. El libro incluye, además, fragmentos tomados de las cartas de Seferis a su amigo Yorgos Savvidis, el principal especialista en su obra, así como comentarios entresacados de los diarios personales del poeta.