Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
El dueño de las estrellas de Alarcón no solo es una obra muy bien construida y de argumento intrigante sino incluso (entre otras muchas virtudes) perfectamente moderna en su alocada y bien resulta irreverencia con respecto a los modelos literarios originales. El tema de El dueño de las estrellas es claramente el de la predestinación contra el libre albedrío, una de las cuestiones fundamentales durante el debate teológico de los siglos de oro y punto central que distingue la tragedia española áurea. Es una obra que responde a la estructura común de la comedia de los siglos de oro: dividida en tres actos, y su extensión es de 2750 versos.