Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
En 1918, Chesterton redactó algunos artículos para el New Witness, serie a la que llamó La superstición del divorcio y que no sería publicada en forma de libro sino hasta 1920. Su proyecto incial era escribir un panfleto y, como él mismo apuntó, un panfleto "sólo puede sobrevivir cuando no tiene éxito". Gracias a su afán más ensayístico, esta obra sobrevivió. Su espíritu expresa nítidamente su voluntad por oponerse a la corriente de las ideas más populares: si el matrimonio había caído con tanta facilidad en desprestigio, tenía que pronunciarse a su favor. De ahí vino su célebre frase: "Si las personas pueden separarse sin ningún motivo, también pueden unirse sin ninguna razón". Pero no se trata de un libro avocado a la naturaleza sacramental de la unión conyugal; antes bien, busca argumentar su significado histórico y social. Por lo demás, no hay nada que garantice que si el matrimonio es un facaso, el divorcio no lo sea menos. "Divorciarse es -hablando literalmente- descasarse, y resulta a todas luces absurdo deshacerse de algo que ignoramos si está hecho." G.K. Chesterton le dio a este ensayo literario una de sus dimensiones más inglesas: argumenta y persuade sin que sea posible saber si se está hablando en serio.