El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
En esa época llamada periodo especial que se deriva, en parte, por la disolución de la URSS que le deja de dar apoyo económico a Cuba, la protagonista de Un lugar sin alegría, tal vez por amor a un hombre veinte años mayor que ella, decide quedarse a vivir de manera ilegal en La Habana y, a la postre, le ofrece al lector un relato entre autobiográfico e intimista de los años más críticos de la Revolución en su ámbito social, novela en la que el discreto encanto de la decadencia mezcla el pasado y el presente de una realidad que, pese a sus carencias de diversa índole, posee un dejo de nostalgia, de confidencia acrítica, de una isla y sus habitantes en la lucha cotidiana de sobrevivir el día a día.