Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Canto del guerrero, de José Francisco Conde Ortega es una larga silva cuidadosamente construida. Sus novecientos versos están simétricamente distribuidos en tres cantos; cada triada se conforma por tres liras. Así cada uno de los cantos tiene su propia disposición estrófica de los endecasílabos y los heptasílabos. Des este modo, el ritmo del conjunto se sostiene sin monotonía. Es la apuesta del poeta para contar una historia. Y para señalar los rigores del tiempo y las vicisitudes de una geografía entrañables.