Remontándose al Enuma Elish, el Rig Veda y las Metamorfosis, y concatenando las ideas de autores como San Agustín, Marx, Huxley, Norbert Wiener, Lezama Lima, Ayn Rand y Lipovetsky, Mauricio López Noriega nos sumerge en un referente esencial para comprender cómo Narciso llega a nuestra época y, sumido en la propia contemplación, nos atrae, nos cautiva de manera tal que nos convertimos en uno con él. El mito pasa de ser ficción a ser una realidad.
Como resultado del empoderamiento de los medios, en el vacío generado por la valoración excesiva de la celeridad y de lo trivial, el hombre contemporáneo se tambalea anhelante y apenas consciente de sí mismo, con la mente y los sentidos saturados, aturdidos; ofuscado, opta por el camino inmediato, el del egoísmo, la indolencia y la pasividad: ser uno mismo se ha vuelto un desempeño efímero, sin mañana, un amaneramiento desencantado en un mundo sin delicadeza (Baudrillard). Como respuesta a esta inercia solipsista, La metamorfosis de Narciso propone un camino distinto, una forma de dar muerte al monstruo: volver la mirada y regocijarnos en los dones de las Musas.