Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Es éste un primer intento de comprensión del trabajo de Burroughs. Después de la correspondencia en el Times Literary Supplement, en la cual yo tomé parte en su defensa, se planteó la necesidad e introducir su obra a un público más amplio. Descubrí que la B. B. C. tenía cintas de lecturas y comentarios de Burroughs sobre su propio trabajo, y decidí, con ayuda de Dorothy Baker, productora del Tercer Programa, recuperar algunas de ellas para su utilización. Parte de esta transcripción apareció en Les Langues Modernes, París, 1965, con una introducción de Pierre Dommergues.
Eric Mottram, 1975