El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
La vida del buscón llamado don Pablos es la historia de un muchacho segoviano, hijo de un barbero-"tundidor de mejillas y sastre de barbas"-y de Aldonza de San Pedro, "que no era cristiana vieja", ambos de muy dudosa moralidad: mitad ladrones, mitad brujos. Por encima de las peripecias de Pablos, la obra es un alarde de ingenio, de hiperbólica muestra del Quevedo más inhumano, que en nada se compadece de sus criaturas. Su verismo es solo literario, y la realidad referida nos llega sometida a una genial deformación que marca una cumbre de nuestra literatura.