Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
El desasimiento, la lujuria, la vejez, el incesto, la separación, el desasosiego son las temáticas de la obra de Inés Arredondo (Culiacán, 1928-DF, 1989), cuya necesidad de escribir como antídoto contra la desventura y la congoja persistió en sus años de enfermedad, fármacos, hospitales, soledad, desamor. Aquí sus tres libros de cuentos La señal (1965), Río subterráneo (1979) y Los espejos (1988), donde una voz femenina en trance creativo revela el lado turbio de la realidad y de la existencia misma. Hay narrativas confirmadoras de las seguridades del lector, reconfortantes en su legibilidad, pero ésta, con fines estéticos y artísticos de mayor calado, aviva la inquietud por incierta y enigmática