Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En El nacimiento de la tragedia, Friedrich Nietzsche formuló una crucial distinción entre vida y escritura: si Homero hubiera sido Aquiles, o si Goethe hubiera sido Fausto, no habrían escrito esas obras inmortales, ya que simplemente hubieran vivido las gestas que relatan. Sin embargo, la vida de Nietzsche fue un esfuerzo interminable por encarnar sus propias ideas, por ser aquello que profesaba en sus escritos, como si fuera un personaje trágico, destinado a no ser comprendido hasta mucho tiempo después de su muerte. Esta adaptación gráfica de la vida de Nietzsche está basada en la biografía escrita por uno de los principales nietzscheanos contemporáneos, Michel Onfray. Las ilustraciones de Maximilien Le Roy la acompañan con gran sintonía para mostrar la evolución de la vida y obra del filósofo más estremecedor de todos los tiempos. El recuento de Onfray hilvana los momentos y personas claves en la vida de Nietzsche, armando con maestría el rompecabezas conformado por su descubrimiento de Schopenhauer, la relación con Wagner, los desaires de sus editores, el fallido ménage à trois con Lou Andreas-Salomé y Paul Rée, y el descenso hacia la locura simbolizado por el conmovedor episodio con el caballo en Turín. A fin de cuentas, la versión de Michel Onfray de la vida de Nietzsche es un lúcido homenaje a una de las preguntas esenciales de la obra del filósofo: «¿Qué dosis de verdad puede soportar el hombre?».