Los animales que viven en este pequeño paraíso se olvidaron de que
la naturaleza nos ofrece todo gratuitamente, sin pedir nada a cambio.
Ellos pensaron que podían hacer las cosas mejor que la naturaleza y
quisieron demostrarlo, pero se equivocaron.
En la vida, no se trata de hacerlo mejor que la naturaleza sino de
hacerlo junto con ella y en armonía. Esa es la moraleja de esta fábula.