Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Dos ensayos, en cierto modo especulares, que indagan en la posibilidad de existencia de un arte religioso y de un arte pornográfico. Aparentemente irreductibles entre sí, las manifestaciones formales de la religión y de la pornografía resultan estar mucho más próximas de lo que suponemos habitualmente.