Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
A finales de la Segunda Guerra Mundial, ante la inminente derrota del Tercer Reich, muchos líderes nazis, conscientes de sus crímenes y del castigo que les esperaba, buscaron refugio en las regiones alpinas, donde se sitúa esta extraordinaria novela sobre aquel momento. Uno de los que buscó refugio en la región alpina del Salzkammergut (hoy una de las joyas del turismo austriaco) para pasar a la clandestinidad y escapar de la justicia es el protagonista de esta historia, que por entonces tenía un rango muy alto en la jerarquía nazi. Vástago de la burguesía culta de la monarquía austrohúngara y nazi de primera hora, tras la anexión de Austria por el Reich alemán, Ernst Kaltenbrunner hizo rápidamente carrera en el nuevo régimen. En 1943 llegó a ocupar el puesto de director del Departamento Central de Seguridad del Reich, convirtiéndose así en mano derecha del Reichsführer-SS Heinrich Himmler, artífice de los campos de concentración y principal autor del exterminio de los judíos. Cuando el colapso militar de Alemania era ya inevitable, Kaltenbrunner emprendió la subida a la Totes Gebirge, acompañado de dos ayudantes y guiado por un cazador de la comarca, para esconderse en un refugio de montaña hasta que «pasara el temporal» y pudiera reintegrarse en la vida civil, ya como colaborador de los aliados occidentales en el presumible enfrentamiento contra la Unión Soviética, ya ofreciendo sus servicios a los conservadores austriacos en la lucha contra el «peligro comunista».
Una novela corta donde Historia y Naturaleza se combinan portentosamente gracias a la bellísima prosa de Franz Kain para recrear, basándose en los datos ciertos, qué pensó y cómo actuó Kaltenbrunner en esos momentos de huida. Una obra maestra y un autor fundamental nunca antes traducido a nuestra lengua.
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