Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
«Elige el objeto que más te guste y luego te contaré su historia.» Una niña visita a su bisabuelo y elige una caja de puros que atesora en su interior un montón de cajas de fósforos. Dentro de cada caja hay un recuerdo: un hueso de aceituna, una chapa de botella, una entrada, una letra de plomo? Todas estas cosas nos narran el viaje de su bisabuelo desde Italia y sus primeros años en América; un diario de objetos guardados por un niño que ansiaba dejar constancia de su vida pero que no sabía leer ni escribir. Paul Fleischman, galardonado con la medalla Newbery, describe el drama de la inmigración y el deseo de aprender a leer mediante este homenaje a la conservación de la memoria y a la fascinación por las cajas. Las ilustraciones del afamado artista Bagram Ibatoulline, de un detallismo exquisito, trasladan al lector desde la campiña italiana hasta el bullicio de América, para finalmente aterrizar en el presente, donde iniciará su andadura una nueva continuadora del diario.